Las familias se reúnen en una noche de grupo durante aproximadamente dos horas. La noche comienza con una cena que da tiempo para pasar de los días ocupados e interactuar con otros.

Después de un círculo de apertura, los niños y adolescentes se reúnen en grupos apropiados para su edad dirigidos por facilitadores capacitados. Estos grupos ofrecen actividades diseñadas para brindar la oportunidad de expresar sentimientos, conmemorar a los seres queridos y compartir experiencias. Los niños obtienen apoyo, comprensión y consuelo sabiendo que su experiencia es “normal” y que no están solos.

Los grupos de adultos jóvenes reúnen a aquellos que están sufriendo la muerte de un ser querido y cuyo proceso de duelo puede ser aún más aislados ya que también enfrentan desafíos en sus nuevas y cambiantes vidas adultas, tal vez haciendo una transición en sus arreglos de vida, escuela, trabajo y vida de mayor independencia.

Los adultos se reúnen en grupos de acuerdo con su pérdida. Estas sesiones brindan oportunidades para el apoyo mutuo y el intercambio. La educación sobre los desafíos únicos de la crianza de niños y adolescentes en duelo es un componente importante de las reuniones grupales para padres.